Cora llegó a la perrera en Abril de 2025 con aproximadamente 2 años. Es una mestiza bonita.
Cora – Un Alma Dulce que Anhela Amor..
Cora llegó a la perrera de Los Barrios en abril de 2025. Es una preciosa mestiza con un corazón lleno de amor —aunque la vida no siempre haya sido generosa con ella.
Cora fue entregada por su propietario debido a circunstancias personales, una decisión desgarradora para ambos. Provenía de un hogar donde convivía con otro perro pequeño. Su anterior dueño nos cuenta que es sociable con la mayoría de los perros, bien adaptada y una perrita muy lista que incluso sabe hacer algunos trucos. Tiene un carácter juguetón y adora la atención humana, siempre buscando mimos y cariño. Cuando se siente en confianza, puede ser un poco brusca jugando, aunque nunca con intención de hacer daño.
Cora se lleva mejor con perros grandes, ya que sabe que juega con bastante energía y no querría lastimar accidentalmente a un perro pequeño. Sin embargo, los gatos no son sus amigos —realmente no le gustan.
Su anterior dueño la acogió cuando se mudó a la finca donde Cora ya había estado viviendo sus primeros años, sin haber salido nunca del terreno. La vida en un entorno rural hizo que no estuviera acostumbrada a ruidos como el tráfico o los fuegos artificiales, lo que al principio la ponía nerviosa. Con el tiempo, se fue adaptando, aunque las situaciones ruidosas o caóticas todavía pueden alterarla. Lo mismo ocurrió con los viajes en coche —al principio le resultaban estresantes, pero con paciencia mejoró y ahora viaja bien, incluso en trayectos largos.
Su anterior dueño también nos cuenta que, a pesar de todo, Cora sigue siendo una perrita noble, cariñosa y con un corazón enorme. Nunca ha mostrado agresividad por la comida o el espacio —incluso dejaba que otros perros le quitaran la cama o la comida en casa sin protestar. Además, es una comilona tranquila, le gusta todo: fruta, verdura y carne.
Cora llegó a la perrera siendo madre, llevando consigo el peso de haber cuidado de nueve cachorros. Cuando cruzó las puertas, ya estaba muy delgada, habiéndolo dado todo por sus pequeños, y aun así seguía mostrando una devoción silenciosa. Sus cachorros fueron rápidamente acogidos en casas de acogida, a salvo de la dura realidad de la perrera —un lugar donde ninguna vida joven debería estar. Pero Cora se quedó atrás…
Desde entonces, ha demostrado ser una perra verdaderamente dulce y noble. Debe de ser abrumador para ella verse de repente en un entorno tan caótico —con perros ladrando, personas desconocidas y la dolorosa ausencia de sus cachorros. Ahora comparte jaula con otros dos perros, Ratón y Louise, y se llevan bien. También ha pasado tiempo en el patio con otros perros sin ningún problema.
Pero, a pesar de esos momentos, Cora pasa más de 23 horas al día encerrada en una jaula, sentada en silencio, mirando hacia la puerta con ojos tristes y llenos de anhelo —esperando que alguien venga a llevársela lejos de este lugar para siempre.
A pesar de todo, Cora sigue siendo una perra tranquila y bondadosa. Sus ojos reflejan tanto tristeza como esperanza —la esperanza de que alguien vea la bondad que hay en ella y le ofrezca el amor y la seguridad que tanto merece.
Cora está lista para empezar de nuevo. Con paciencia, comprensión y cuidados suaves, seguro que florecerá y se convertirá en la compañera amorosa que siempre estuvo destinada a ser.
Por favor, considera darle a Cora la segunda oportunidad que espera en silencio. Un hogar lleno de amor, una voz amable y una mano cariñosa podrían cambiar su mundo para siempre.